Cuánto tiempo ha pasado. Y nada ha cambiado.
Ya te he olvidado, ya encontré a alguien que me ayudó a hacerlo, alguien que intentó enseñarme lo que es querer de verdad. Pero sin resultado. Dos meses. Dos meses intensos. Dos meses. Ahora que veo que te estás marchando, te sujeto con más fuerza que nunca, pero te irás, no he sabido quererte. Nunca he sabido hacerlo. ¿Cómo voy a quererte si no me quiero? ¿Si no lo entiendo?
Soledad ha venido de visita, y parece que va a quedarse un largo tiempo, es lo mejor para mi, o eso es lo que dice. Grito en silencio que te quiero, que te necesito, quiero que me abraces, dime de nuevo que me quieres, dime que nos vamos a ir lejos de todos y de todo, dímelo tan sólo dímelo y lo haré. Grito y no me escuchas. Nadie lo hace.
Y qué le voy a hacer, si ya has encontrado a otra.
Y qué le voy a hacer, si fui muy poca cosa.
Tan sólo disculpa a esta pobre cría que quería refugiarse entre tus besos,
aquellos tan sinceros.
Soy una incoherente,
ni contigo ni sin ti,
pero esta noche quiéreme
y márchate después.
