Los cajones vacíos delataron
que te fuiste de madrugada
y las sábanas blancas se enfrentaron
al vació que dejó
la silueta de tu cuerpo
sobre mi cama.
El aroma a naranja y jazmín
por primera vez ausentaba
y el aurora de la mañana
como lágrimas al alba
brotaba de madrugada.
Cuando abrías los ojos
y despertabas
se amanecía con tu mirada,
como si empezara la primavera,
como si los jazmines te esperaran,
como si los riachuelos renacieran
y el sol saliera de tu almohada.