Desde las angostas
paredes de este viejo molino,
escucho la cansina canción del agua,
que trae imágenes de paisajes olvidados.
Gasto mis últimos días,
en la penumbra de mis pensamientos,
recordando escenas nunca vividas,
pero que por ello no son menos reales.
Imagino el contraste, del verdor,
de la luz, del cielo azul,
que parece lavado por nubes blancas.
Imagino el contraste, de este paisaje agreste
que se desdibuja entre neblinas,
y vapores de otros mundos.
Recuerdo cuando fui persona,
y como poco a poco, el lento
discurrir de la vida fue gastándome,
hasta llegar a este final del camino,
en el cual solo me quedan
algunos recuerdos inventados.
La vida me quitó la ilusión,
me enseño que el amor de mujer
era mentira.
La vida me enseño,
que las mentiras son más fuertes
que las verdades,
y entonces vino una dama
que se llamaba justicia,
y me dijo gritando,
que ella también era mentira,
que era hija de los hombres,
y ellos también son mentira.
Ahora, ya no me queda nada,
sin amor,
sin lo que más amo,
sin justicia,
sin verdad.
Tan solo este viejo molino,
de paredes de piedra,
recuerdos gastados,
y canciones de agua.
http://youtu.be/T5Z_vnNGl74
No hay poema más hermoso que el que se escribe desde dentro de nuestra propia soledad, ese molino que nos refugia en el que el murmullo del agua nos sirve de compañia y el crujido de su vieja maquinaria es vigía de nuestra desarropada indiferencia por un mundo que nos ha sido cruel.
Un estraordinario poema, cargado de grandes verdades, que en ocasiones nos son indiferentes.
Un placer leerte.
Un saludo Artalia.