Galopaba sobre las montañas,
como si fueran pequeñas piedras
que se sortean a saltitos.
Se zambullía en el más pequeño de los océanos
y parecía que lo hacía en el universo.
Pensaba los pensamientos más tristes;
y cuando lo hacía todos los árboles
del mundo lloraban al unísono y
las flores se marchitaban y
los arroyos cristalinos se oscurecían y
el silencio rasgaba sus lamentos.
Sonreía muy de cuando en cuando,
con una sonrisa iridiscente y misteriosa.
Algunos decían
que se le salía el alma del cuerpo
de tanto dolor y que
en verdad no sonreía.
Y en verdad no sonreía.
Artalia de mi corazón, qué poema tan hermoso.
Este poema no es igual que los otros poemas que has escrito. Este poema supura por la herida y te ha nacido desde lo más hondo de tu corazón.
Dime qué está pasando.
Me lo guardo en mis favoritos.
TQ