Pequeña niña,
mujercita frágil.
Allí, apoyada en la pared
con la mirada perdida
en el infinito más cercano.
Allí, al sentir aquella mirada triste
supe que no estaba solo.
Dos
que desde el silencio
se amaban; por que amor
fué lo que sentí.
Dos
que tropezados,
en uno de los azares del destino
se amaron eternamente
durante un segundo.