Me miraban tus mejillas pálidas con una expresión de susto y delicadeza.
Luego acercaste tu boca a mi nariz y me besaste.
Después unos labios de fuego buscaron el contacto entre lenguas rojas,
y se perdieron en una sagrada lucha durante el tiempo suficiente.
Busque tus manos blancas en la oscuridad y las sentí frías.
Tus manos y mis manos heladas, entrelazadas en la oscuridad.
Una música lenta y triste nos llenaba; una música triste y melancólica,
una melodía que nos hacia viajar por los confines del alma en busca de sensaciones nuevas.
Sensaciones olvidaddas en viejos recuerdos que revivíamos una y otra vez mientras nos amabamos.
Nos susurramos los más tiernos verbos, aquellas palabras que cuando
salen de nuestra boca nos sorprenden incluso a nosotros mismos; palabras que
despues olvidamos y quien sabe si volveremos a inventar jamás.
Amor puro es ?ste texto. Un abrazo Artalia