Las olas se resquebrajaban sobre las rocas
en mil fragmentos repetidos.
El viento arremetía sobre el acantilado
elevando las crestas de olas lejanas hacia las estrellas.
La luna desdibujaba su redondez sobre las aguas.
Una y mil lunas sobre las aguas.
El canto lastimero de un pescador atravesaba la madrugada.
Él caminó durante varias horas hipnotizado
por la inmediatez de su destino.
Cuando llegó al acantilado, contempló
las olas rompiendo sobre la luna.
Y pudo ver las aguas elevarse y elevarse
hasta llegar a las estrellas; entonces
recordó una melodía triste que hablaba del viento.
Y se sintió tan ligero como la brisa,
y quiso volar sobre las aguas...
Dejó de ser hombre y se transformó en agua y estrella.
Dejó de ser hombre y se hizo viento y luna.
Hermoso, Artalia, quisiera dejar de ser hombre para llegar a ser viento y luna, viento y luna, agua y estrella. ?Ser? que ese acantilado existe?