Un lobo
aúlla
a la luna
sus penas
por la soledad
infinita
de la libertad.
bello
como el viento sobre
la hierba
y los perfumes de la piel
en el viejo Walt Whitman.
las estrellas derraman
vuelos fugaces
y estallidos del caos
aquí y allá.
grandioso ego subversivo.
en cambio
un cordero
domesticado,
murmulla su fastidio
de felicidad
frente al plato de comida.
sabor a nada,
dolor del vacío.
frialdad
sin gracia
de un policía enamorado.
jajajajja , que bueno, el final me sorprendio, es realmente inesperado.
tiene romanticismo tu poema, junto a tu habitual verborrea. saludos .