La gota que cae
los platos sucios
el calefón roto
el silencio roncando
el insomnio
la luz del velador
que se proyecta
amarillenta
sobre las paredes
la luna fría
el calor ausente
la revolución que no llega
la memoria enterrada
los bolsillos vacíos
-como la heladera,
donde un poco de albahaca
vieja convive con botellas de agua-
polvo de estrellas
la espera y el vacío
mientras la locura
se hamaca en la silla.
Deja la locura hamacada en la silla, Ateo. Y vive tu vida dulcemente.
Te iba a decir intensamente pero no te lo digo no vaya a ser que la vida se te desboque y tengas que sentir.
Un abrazo amigo.