La revolución es una fiebre que nos consume lentamente
Decía Robespierre.
Y la fiebre que nos dejo la contrarrevolución
¿Es menos salvaje?
Porque yo me siento morir entre esqueletos y cenizas.
Todos los extremos son salvajes... danzamos sobre la cuerda de nuestro desequilibrio.
Un saludo Ateo.
06/09/09 12:09