Huesos rotos
y la cara de ángel
curtida a trompadas.
destellos
de luna
y sol;
sal
sobre las heridas;
una botella de ron
y un poco de cocaína;
el dolor
no existe;
no tiene memoria;
simplemente
somos
las viudas del caos.
Vuelvo porque es obvio que cada lectura, resuena o evoca algo diferente quizas, te leo y pense en los paraisos perdidos, cuando en verdad y aunque duela, nunca hubo un paraiso.Saludos.