Los tigres me devoran por las noches,
mientras las luces de los faroles iluminan la avenida.
Cuando duermo, los elefantes rondan la ciudad.
Pisoteando silenciosos el asfalto, para pasar desapercibidos.
Las ratas me vigilan despierto.
Cuando trabajo, viajo y fumo marihuana.
La jauría de perros me corre en las calles de tierra,
me confunden con un hueso.
Pero los gusanos no quieren mi carne
¿Seré demasiado exquisito o apesto?
Igual, en el camino de la multitud,
voy silbando bajito para que no me reconozcan.