Un hombre y una mujer
proclaman las normas inapelables
de la naturaleza humana
-siempre hubo ricos y pobres,
que vuelvan a su país,
a los delincuentes bala,
sin Dios no hay amor.
El hombre y la mujer se enamoraron.
Ahora mastican en las comidas
las palabras sin sentido,
del sentido común,
con mayonesa y ketchup como aderezo
y una sortija en sus dedos.