Hay quien piensa que el mundo pertenece a aquellos que han tenido la suerte de nacer en una familia acomodada, que pueden permitirse el lujo de tomar y dejar a antojo propio todo lo que les apetezca. A toda esa clase de personas que pueden concederse los caprichos sin ningún problema económico o moral.
Yo por mi parte discrepo de esa opinión. Para mí el mundo no le pertenece a aquel que pueda pagar por él, sino a quien sea capaz de soñar con él, a toda esa gente que persigue ideales sin aplastar a nadie en su camino.
Amigos, en vosotros están todas las decisiones, en vosotros está la elección de conformaros o armaros, de permanecer impasibles o dejar que la moda os arrastre.
Debemos hoy alzar nuestras voces, no con gritos, pero sí con el poder que nos otorga el haber perdido el miedo a equivocarnos. Salgamos ahí fuera y defendamos lo nuestro, lo que por derecho nos corresponde, aquello que está al alcance de todos los soñadores.
¿La manera de hacer un sueño real? Estar convencido de que se puede lograr.
Piensa que cuando la meta está clara y tu mente dispuesta no hay nada en contra, lanza el dado y verás que hasta el azar se vuelve de tu parte, que ahora eres tú el que reparte los naipes de este juego, sólo tú decides quien queda en píe, a quien tumbas y porqué.
Amigos, debéis soñar, pero también luchar.
