Cuando mis pies ocupan
el espacio sagrado de un segundo ajeno,
me pregunto por las manos
de aquel ser extraño, extranjero.
Restos de memorias fugaces
juegan a confundir a mi viento
y entre caricia y caricia,
ésta, que era mis historia,
se transforma en lo nuestro.
¡qué felicidad leerte!
Paso a recordar este espacio que me dio tanta felicidad y topar con tu palabra sigue siendo una maravilla. Un texto muy bello, con una construcción hermosa.
Te dejo un abrazo sincero