No he de llevarte a mi cielo
porque de él ya poco queda.
Los demonios visten mis nubes,
harapos de ácida seda.
Se ha atracado lo oscuro
con mi sol de brío y lumbre,
cubre el dolor del desamparo
la flor amante de mi cumbre.
Agradezco que siquiera
he podido encausarme;
ciega de aprensión y memoria,
mi alma fue mi gendarme.
Desde dentro, tal como el alba,
guió mi desahuciado vuelo
hasta el valle donde un amigo
coloreaba un nuevo cielo.
¡Gracias a tí!
... y aquí nos quedamos...
Caro:
"Desde dentro, tal como el alba,
guió mi desahuciado vuelo
hasta el valle donde un amigo
coloreaba un nuevo cielo".
Gracias Amiga del Alma por dedicarme estos versos. Estoy tan emocionado con este regalo que no quepo en mi cuerpo.
Sabes que siempre he volado con tus alas y como alguna vez me dijiste entre una hermosa ave y un gato si puede existir una amistad. Nosotros rompimos lo establecido.
Tus plumas envuelven mi alma y yo te abrazo con mi felinidad.
Te abrazo con el alma, amiga.
Serge.