03:00 Am
Una niña de siete años juega a la rayuela en la puerta del colegio. Recorre las casillas
pintadas en el suelo como si fuesen fichas de dominó. La luna silba mientras las ancianas
miran entristecidas desde sus ventanas. Observan desde la luz anaranjada de sus habitaciones a aquella pequeña caminante perdida en la niebla. Ella tiene el pelo negro y le llega al hombro.
Lleva el uniforme del colegio. Parece que nadie se ha acordado de recogerla hoy.
Pero estas fichas de dominó son un poco raras, y una vez pisadas se quedan con una parte
de ti y transforman tu vida sin que lo puedas evitar. Aquella joven ignora este detalle y
salta sobre el campo de tiza sin reparar en el poder de sus pasos. En el poder que pueden
tener los errores.
Yo frustrada veo desde el aula oscura cómo esas fichas la atrapan, cómo le roban ilusión y poesía.
Cae, se hace heridas que ya no volverán a sanar. Cómo decirle a esa niña que no pise las líneas
del arriesgado juego si una caída al asfalto húmedo me dejó sin voz.
Pero estas fichas de dominó son un poco raras, y una vez pisadas se quedan con una parte
de ti y transforman tu vida sin que lo puedas evitar., pero tu escrito es en verdad no impotente y en verdad de un modo triste y bello.Cariños.