Abre tu corazón y déjalo al descubierto,
pues quiere que se enteren que late y palpita
hasta hacer correr por los conductos líquido vital,
pero no aquella sustancia que da vida,
sino aquella que hace vivir.
Abre tus entrañas, que de ahí escaparán
todas tus promesas:
toma aquel cuchillo filoso,
(intenta no atentar contra tu vida),
sólo da vida a tus esperanzas.
Verás que todos los mensajeros alados
intentarán aterrizar y beber de aquella corriente de paz,
llegó la hora de que brindes y agradezcas a los dioses
por haber vivido...
Es tu corazón de musa el que tienes que ofrecer,
es tu pulcro vientre el que debes obsequiar.
Abre los cofres del tesoro con la llave de plata,
no es tiempo de depresión,
sólo abre.
"pero no aquella sustancia que da vida,
sino aquella que hace vivir."
No estar vivo, sino también viviendo. Es eso?
Sabés, tu texto hoy me toca particularmente de modo literal. Te cuento, me abrí la muñeca hace unos días y pude ver mi hueso (que es muy bonito, debo confesarlo).
Sabés, hay un cantante argentino, Ricardo Mollo, que dice en un tema "no es poesía ver la carne transpirar". Sus letras generalmente no tienen sentido, y cuando lo tienen, como aquí, lo equivocan. Ja. Vi mi sangre, mi carne abierta, tendones, grasa, hueso, y fue poesía pura, porque fue pura realidad.