Regálame dos minutos de inspiración,
retírate de mi posada.
Mi alma desea estar sola
en su humilde morada,
escuchando voces internas:
voces que se desvanecen
al cruzar la frontera de la razón,
allí donde los sueños desaparecen.
La soledad, humilde compañía,
atenta y silenciosa escucha
aquel chillido de mis pensamientos
que investiga y lucha
por cometer la razón
por la cual me alejo más,
y más, y más,
y salgo por la puerta de atrás.
Al salir me toman de la mano
la paz, la armonía,
y regresa aquel instante
que anhelo recoger todavía.
