Veinte Segundos y una Mosca En
la Vida de la Mismísima
Teresa
06 de diciembre de 2008
por barandica
Fue tan exquisita y extática la sucesión sincrónica de los sonidos del ladrido de un perro, el timbre de la puerta, los platos rotos, la alarma del microondas, el timbre del teléfono, el estornudo de su madre, el orgasmo de la vecina de al lado, el estruendoso grito de un ¡goool! a favor de la Selección; la sirena de la ambulancia que a esas horas pasaba de prisa cerca del edificio, la suave brisa que golpeaba la ventana de la habitación, la discusión de los del tercer piso ¬que prometía una separación, el segundo orgasmo de la vecina de al lado, los melancólicos lamentos de un grupo de bolero, y el zumbido de la mosca que revoloteaba por los aires y colocaba sus patitas sobre un frasco de pildoritas, volando luego hacia la soga que Teresa tenía en las manos, que consideró este fenómeno causa justa para reflexionar detenidamente sobre sus propios actos, así que decidió soltar la soga y vivir un día más.
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Lo cotidiano nos lleva a seguir viviendo, a simplemente dejarnos llevar ... La rutinilla de vida de la mosca es buen ejemplo de ello. Un texto con mil sugerencias, Barandica, y yo aqu? s?lo he apuntado una. Me ha gustado mucho. Un besote