Decidieron verse en aquel sitio al que tantas veces habían acudido.
Pidieron algo para comer. Ella apenas comió. Él arrasó con el plato. Entre medias, ella se preguntó cómo alguien podía hacer lo mismo, pero con el corazón de uno.
Cuando terminaron, se fueron juntos. Él seguía frío, ella quería huir con su nostalgia.
En la despedida, la misma línea que antes, la misma rigidez.
Ella caminó un par de pasos,fingió tomar el tren, y cuando no hubo nadie se rompió.
Que bueno!!, me ha gustado la manera tan definida de tratar la historia que no necesita de más palabras.
Un gusto leerte siempre Beatrix, un saludo muy cordial.