Lluvia en el mar. Luces en el puerto y soledad en los canales. Nada tenía sentido después de que tu tormenta arrasara con la belleza de aquel lugar, con las pocas promesas que aún se mantenían bajo aquel cielo, ahora cubierto de nubes. Ya no serviría soñar despierta en la playa, dejarse llevar al sonido de las olas acompañado de tu risa. Ese maldito sonido que ya queda lejos y distante como el que suena en mis oídos ahora mismo. Me pregunto cuanto tiempo tardaré en volver a bailar lejos de los acantilados en los que nos solíamos ver, en los que nos dejábamos perder lejos de toda la realidad. Quiero poder recorrer desiertos, atravesar mares y llegar hasta los límites de las tierras que tu marcaste en el mapa una vez. Aprender a dejarme llevar siendo una aprendiz de ti y romperme con la brisa en mil pedazos para no quedarme así atrapada, esperándote. Atravesar puertas sin viaje de retorno para llegar a lugares en los que se que no estarás, que no te echaré de menos. Y así romperme con la belleza de lo que allí vea,haciéndome perder la memoria también de esos mares infinitos y cielos sin estrellas. Hazme que me sea fácil perderme y hacerme sonreír cuando tu esencia me desgarre y me haga bailar sobre las mareas de mis ideas. Háblame ahora que aún puedes de tus días sin sueño y tus viajes lentos en la oscuridad del mar, cuando ambos éramos náufragos que buscábamos el calor de los sueños. Y cuando me equivoque, recuerda que me tienes que dejar ir y hablarme, háblale a ese mar sin luz, a esa playa ahora solitaria y a esa belleza que me habrá convertido en este cielos sin cometas.

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