Estoy aprendiendo a vivir con él.
Juntos nos vamos a la cama
y juntos nos levantamos
cada mañana.
Come a mi mesa,
tomamos juntos café,
conmigo se baña cada día
y me acompaña cuando entro,
cuando salgo, compartimos
ya una vida.
Me mira a los ojos, yo a
veces también me atrevo
y le miro.
No sé si me gusta; sobre
todo cuando hace que me
sienta como un despojo,
y me cuesta hacerle un sitio
en mi cama, dejarle que siga
a mi lado, que me peine
cada mañana.
Pero no puedo hacer que se vaya.
Ha de quedarse a mi lado,
hacerse mi amigo,
ser mi aliado.
Le dejaré que me de la mano.
Trataré de hacerle sitio
y ocuparemos el mismo banco.
Cuando se convive con el miedo
hay que aceptarle como a ese hermano
que llega sin desearle,
sin que nadie le haya invitado.
Sirva como muestra de gratitud a mi querido Pol, que siempre me da buenos consejos y vela por mi. Un beso Pol.