Gracias, querido Greko por tu lectura y comentarios. Soy algo vanidosa y rara vez reconozco en voz alta mis defectos; se trata esta vez de una especie de confesión. Saludos
Que razón hay en tu poema, inseguridad, miedo y orgullo, un cóctel explosivo desde luego.
Pero no creo que tu tengas ninguna de esas falsas virtudes.
Besos.
Ay Asun, las tengo todas, esas y muchas más que por vergüenza me he ahorrado contar aquí.
Un beso
Pero somos consientes de ellos, y estoy segura que también reconoces tus fortalezas, pues eso te haces cercana, por eso nos muestras tu alma, por eso tus escritos llegan.
Gracias por compartir tanto.
Un abrazo eterno
El honor es mío de que me permitáis compartir mis locuras, querida Susana. Un beso
Dudas, miedo, orgullo ... Bueno, no seas tan despiadada contigo misma. Es posible que todo eso sea culpa de algo externo a ti. Creo, corazón, que tiendes a llevar sobre tus espaldas culpas que no son tuyas. Perfeccionista, autocrítica.
Y habló quien pudo ...
De cualquier forma, ha sido el origen de tan sentido lirismo. Ya ha servido para algo muy positivo.
Un gran beso.
Si, Dane, supongo que me echo la culpa de todo lo habido y por haber. Igual en el fondo no es más que demasiada vanidad y autoimportancia. Pero ay, que ya estoy demasiado vieja para cambiar, me temo. Gracias por tu lectura. Un beso
Amita, los defectos siempre nos mueven como titeres; pero siempre hay que darles batalla con la conciencia y el corazón.
Un gusto leerte.
Serge.
Yo todos los días lucho contra los míos; esos y más que no he contado. Y siempre me vencen, ya ves
Respetada Beth:
Semos humanos y mostremos los límites de nuestra confusión. Quisiera reconocer que somos fruto de intensidades que nos superan, pero el verso, amiga Beth...y la palabra au vez, son ese otro lado donde sabes arrojar piedras a lagos de azuladas aguas.
¡Un verdadero placer!