Hoy me he mirado al espejo. Por la mañana, mientras me arreglaba. Y he descubierto una mujer que ya suma años y también algo de desamor en su mirada. Pero me he vuelto a mirar antes de cerrar ya la ventana; y he descubierto una luz azul que a mis ojos asomaba. Porque también ha habido amor; amor de trenes que hacen más cortas las distancias; amor entre cadenas; amor sin fin y sin pedir nada.
Pero sobre todo he visto de qué estoy hecha; lo que desde mi alma aflora y se refleja sin piedad en el espejo y también en mi mirada. Y entonces, a la pálida de luz de un día gris que asoma entre nostalgias, me he dado cuenta por fin de que estoy hecha de trozos de ti, de mil inviernos de fría luz que lucha por no perder la esperanza. Estoy hecha de noches de angustia, todas esas que tú pasabas; de mil enojos de niño que quería congelar el tiempo y encerrarlo en una jaula.
También estoy hecha de miedo, ese que a veces a ti te atenaza; y de mil mañanas de gloria, esas mañanas de sábado consumidas entre blancas sábanas. De todos esos retazos se compone ahora mi vida; una vida que se alimenta de las horas que me regalas.
Por eso si tú te vas, a mi no me quedará ya nada. Si pierdes la esperanza, si te cansas y dejas de respirar, solo me queda emprender el vuelo y esconder trás tu huida mi mirada.
No destruyas los sueños azules, el tic tac de los relojes y cien maullidos de gato que asoman entre olor de canela, de ventanas que se abren al mundo y de paseos bajo la lluvia en domingos de tiempo pasado lamiendo ambos nuestros miedos e incertidumbres

BethSeguir Autor Recomendar Texto Agregar a Favoritos