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Highlander 11

Mi vida con Anabelle estaba siendo como la esperaba; llena de altibajos; pero completamente satisfactoria. Cada día a su lado me deparaba nuevas sorpresas, y no cesaba de descubrir nuevas facetas de su manera de ser. Los días y los meses pasaban de prisa, sobre todo ahora que tenía a alguien con quien compartirlos. Anabelle no era como la mayoría de las mujeres de aquella época; más bien era mi igual en todo; y discutíamos de cualquier tema. Era muy generosa y se preocupaba por los demás. Ayudó a muchas familias del pueblo que lo necesitaban; y cuando llevábamos casados casi un año y ya se había acostumbrado a los arrendatarios, me pidió que le permitiese usar una parte del granero para convertirlo en una improvisada escuela para las niñas del pueblo. Los niños solían asistir a clase, al menos hasta los doce o trece años; pero en el caso de la las niñas no se consideraba necesario; y en muchos casos hacían falta en su casa, para ayudar a sus madres. Anabelle quería que todas ellas aprendiesen al menos a leer y escribir. Anduvo casa por casa, convenciendo a las familias que permitiesen que sus hijas asistiesen a las clases. Creo que casi todos los que accedieron fue por no ofender a la esposa del señor; y no porque de verdad pensasen que la instrucción era necesaria para una chica. Pero ella se lo tomó muy en serio, y en pocos meses agrupó a unas veinte chiquillas, entre los cinco y los catorce años. Les enseñaba a leer, a escribir; pero también a coser, a cocinar, y sobre todo normas de higiene y cuidados. Todas la querían; la miraban como si fuese una especie de diosa venida de otro mundo; supongo que porque era bella, pero también porque para cada una de ellas tenía siempre la palabra adecuada; y se cuidaba de sus más mínimos problemas. 

Cuando ocurrió el incendio en el granero, Anabelle ya llevaba con las niñas al menos tres años; y la mayoría habían hecho grandes progresos. Recuerdo aquel nefasto día perfectamente; creo que nunca se borrará de mi memoria. Mi esposa estaba embarazada de nuestro primer hijo; le faltaba menos de un mes para dar a luz; y me culpo de no haber sido lo suficientemente fuerte para obligarla a quedarse en casa; pero no era fácil convencerla de que hiciese algo contra su voluntad. Estaba llegando del campo, a caballo, cuando noté olor a humo; e inmediatamente espoleé al animal. Llegué pronto; pero ya el granero estaba en llamas. Las niñas estaban todas fuera, pero no veía a mi mujer por ninguna parte, y una de las chicas mayores me dijo que había quedado atrapada al sacar a la última de las pequeñas. Entré en aquel infierno de humo y llamas sin detenerme a pensarlo, y cuando había avanzado unos metros encontré a Anabelle en el suelo. No me paré a ver su estado, sino que la cogí en brazos y salí con ella hacia el aire libre. Lo último que recuerdo es que alguien me la quitó y un enorme dolor cuando el techo se vino abajo.

Los dos nos salvamos; aunque no nuestro hijo. Supongo que por la impresión sufrida, el parto se adelantó y el niño vivió solo unas horas. Yo mismo estaba muy mal; me había quemado la espalda completamente, y los dolores eran tremendos. Me quedaba la suficiente lucidez como para pedir que le bautizasen con el nombre de mi padre y el mío propio, esto porque Anabelle lo quiso. Permanecí casi inconsciente varios días, afortunadamente para mí. Cuando me pude levantar, lo primero que hice fue intentar consolar a mi mujer por la pérdida que los dos habíamos sufrido. Creo que lo conseguí, aunque los dos estábamos desolados por la muerte de nuestro hijo, que habíamos esperado con tanta ilusión. En esa ocasión ella demostró ser más fuerte que yo, y fue quien me arrastró de nuevo a la vida; dándome a entender que aunque nunca olvidaríamos al pequeño Ian, teníamos todo el tiempo del mundo para intentar ser padres de nuevo. Se equivocaba; el tiempo es un bien escaso. 
Beth08 de junio de 2010

3 Comentarios

  • Mary

    Que triste la perdida del hijo , y es que no se sabe cuando llegan las
    desgracias. Un cap. con mucha accion. Besoss.

    08/06/10 10:06

  • Beth

    Es que no todo van a ser alegrías, porque en la vida real tampoco pasa así. Qué más quisiéramos

    08/06/10 10:06

  • Nemo

    La vida es complicada... Tal vez este evento los una más y salgan avante.
    Tengo algunas sospechas acerca de lo que pasó. :)...
    Beth... sigue que yo te sigo!

    10/06/10 06:06

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