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La Casa de la Colina 54

Y mucho me temía yo que la forense tenía razón. Pero eso daba ya igual, se lo diría mañana mismo. Era el día apropiado, porque Lucas no trabajaba y podríamos ir a algún sitio agradable a comer. Lejos de la rutina diaria y de la casa me sería más sencillo contarle las noticias. Pero mis planes fallaron. Al día siguiente no pude decirle nada porque Ricardo, que era arquitecto y estaba llevando la dirección de las obras de mi casa para convertirla en hospital, nos pidió que fuésemos allí lo antes posible. No quiso aclarar nada más, y yo pensé que seguramente habría aparecido algún problema en los trabajos y quería consultarnos. Cuando llegamos estaba ya esperando en el portalón de entrada a la finca, con gesto preocupado.
-¿Qué ocurre?-le preguntó Lucas.
Él cambió el peso del cuerpo de un pie al otro y balanceándose ligeramente sobre los talones, algo que solía hacer cuando estaba nervioso, nos informó de que habían aparecido huesos enterrados en el sótano.
-No entiendo mucho, pero creo que son humanos.
Me apoyé en Lucas porque sentí que se me nublaba la vista. ¿En qué clase de casa había estado yo viviendo? Tuvimos que quedarnos allí hasta que llegó el juez, acompañado de Blanca, la forense, que confirmó que los huesos eran humanos. Trabajaron toda la mañana para llevarse al laboratorio todos los restos. Ahora tenía más claro que nunca que la única manera de limpiar la casa de todo lo malo que en ella había pasado era dedicarla a algún buen fin. Yo tenía claro que nunca más quería tener nada que ver con aquel lugar.
No fui capaz de hablar con Lucas hasta después de una semana, justo el día en que nos comunicaron que los restos pertenecían a varias mujeres jóvenes que probablemente llevasen muertas al menos unos seis años. Puede que Jaime hubiese empezado a matar mucho antes de lo que confesaba en su diario. En todo caso me alegré del hallazgo, porque iban a cotejar el ADN de los huesos con los de los familiares de algunas chicas que habían desaparecido en la zona durante esa época. Esperaba que al menos esa pobre gente pudiese enterrar debidamente lo que quedaba de sus seres queridos para intentar cerrar ese capítulo tan doloroso.
Aquella misma noche, cuando estábamos ya acostados le conté a Lucas lo que Blanca había descubierto sobre el ADN del segundo cadáver.
-Es absurdo-concluyó cuando acabé de hablar. Pensé que Blanca era una chica juiciosa.
-Y lo es. Y lo suficientemente amplia de mente para saber que en la vida hay cosas que carecen de explicación.
Movió la cabeza en gesto de duda.
-¿Y de verdad te crees esas cosas?
-¿Qué quieres que crea? Las evidencias están ahí, es algo plenamente constatable, no estoy hablando de sensaciones, sino de hechos. Reconozco que no hay una explicación convincente para ellos, pero son hechos.
-¿Lo de tu prior gatuno también?
Me eché a reír. Negaba que Sergei fuese más que un gato, pero sin embargo me había prohibido que durmiese en nuestro cuarto, diciendo que se negaba a tener relaciones sexuales delante de todo un prior.
-No sé explicarlo, Lucas, pero estoy segura de que no se trata de un gato normal y corriente. Desde el primer día se comportó como si en vez de protegerle yo a él, fuese al revés. Y no me negarás que sus ojos…
-Basta-me detuvo. No quiero oír hablar más de gatos, ni de conventos, ni del prior. Y menos de ese par de chalados que eran Alvar y Jaime. Reconozco que hay muchas cosas que se me escapan de este caso, aunque algún día hallaré una explicación lógica.
-¿Y por qué tiene que haber una explicación lógica para todo? Deja de pensar como un policía e intenta abrir la mente. Hay muchas cosas de la naturaleza humana que desconocemos y que no se basan en la Lógica.
Pero ni estos argumentos ni muchos más que esgrimí convencieron a Lucas de que había algo fuera de toda explicación en el asunto de Jaime y de la casa de la colina. Aunque han pasado ya unos cuantos meses y nuestro hijo está a punto de nacer, él sigue pensando que en todo este caso hay una explicación perfectamente lógica, que por algún motivo ahora se le esconde, pero que más pronto que tarde logrará encontrar. Ese es quizá el único motivo de fricción entre nosotros, y no nos causa demasiadas discusiones, porque él ha aprendido a respetar mi mente abierta a todas las posibilidades, y yo sé que su pensamiento analítico y completamente racional nunca se avendrá a tratar con fantasmas ni con espíritus benéficos. Pero precisamente de eso, de buenas vibraciones y de espíritus amables quiero rodearme, y es por ello por lo que Sergei y Norah se han quedado con nosotros y forman parte de mi familia. Norah nos obsequió a las pocas semanas de la muerte de Jaime con dos hermosos gatitos blancos, muy parecidos a Sergei. Uno de ellos es ahora de Martín, y el otro se lo ha llevado Blanca; ella dice que porque siempre ha necesitado un gato guardián.
Después de tanto tiempo parece que por fin mi vida va por el camino adecuado. Eso me hace recordar que mi abuela decía que en ocasiones la vida nos obliga a dar un rodeo para llegar a nuestro punto de destino; porque eso es lo que he hecho; dar un rodeo que duró diez años. Pero el tiempo y el esfuerzo han merecido la pena, sobre todo porque los malentendidos entre Lucas y yo se han ido con el fuego que devastó la Casa de la Colina. Creo que en realidad se trató de un fuego purificador, el último favor que Jaime me hizo, no sé si sabiéndolo o no; pero de todos modos limpió mi vida de desconfianza, de temores y de dudas. Resulta curioso pensar que tanto el fuego como el agua, elementos tan dispares, puedan limpiar de igual manera los pecados, los males, las culpas y los agravios. El día que las llamas devoraron la que había sido mi casa, se llevaron también todos mis miedos y mis recelos, y dieron paso a una nueva vida en la que Lucas y yo caminamos juntos, de la mano, hacia el destino que antes, no sé por qué motivos, ambos evitamos. Ahora nos queda el Mañana, y lo viviremos juntos, intentando no cometer los mismos errores del pasado, aunque de seguro que nuestra vida no estará exenta de ellos. En todo caso, serán errores nuevos, de los que también aprenderemos. Todavía resuenan en mis oídos las palabras con las que Lucas dio por terminada la última discusión que mantuvimos acerca de la explicación al segundo cadáver del sótano. Me dijo, acariciando mi mejilla
-Creo en ti y eso me basta. Tú eres mi única certeza.
Beth15 de febrero de 2011

10 Comentarios

  • Beth

    Bueno, y esta historia ha llegado a su FIN.

    Muchas gracias a todos los que la habéis leído, y también gracias a quienes la habéis leído y comentado.

    Y doblemente gracias, o por triplicado, a Serge y Norah, mis dos gatos favoritos, porque vuestra presencia en la historia me ha hecho más sencillo el escribirla.

    No se si voy a poder prescindir de vosotros en el futuro, me habéis creado adicción.

    15/02/11 12:02

  • Norah

    Ahora nos queda el Mañana, y lo viviremos juntos, intentando no cometer los mismos errores del pasado, aunque de seguro que nuestra vida no estará exenta de ellos...en verdad voy a extrañar a los personajes, tambien vos nos creado adicción, asi que amiga, pronto a publicar otro relato, beso nostalgioso.

    15/02/11 02:02

  • Norah

    Ahora nos queda el Mañana, y lo viviremos juntos, intentando no cometer los mismos errores del pasado, aunque de seguro que nuestra vida no estará exenta de ellos...en verdad voy a extrañar a los personajes, tambien vos nos creado adicción, asi que amiga, pronto a publicar otro relato, beso nostalgioso.

    15/02/11 02:02

  • Vocesdelibertad

    Beth:

    Una obra que nos tuvo de principio a fin, Norah lo escribió muy bien en una palabra TALENTO y yo me beneficio con él. Me gusta la reflexión final de Marta, de todo lo malo que pueda ocurrir, siempre queda algo positivo. Tu historia también me ha traído a la mente trágicos sucesos en mi país, sucesos que han provocado que todos tengamos pensamientos muy negativos para los "Jaimes".

    Además, me ha gustado mucho el final que le diste con un cierre esperanzador, una adicción muy positiva para ti y todos los que e leemos.

    Un abrazo fuerte, querida amiga.

    15/02/11 02:02

  • Serge

    Beth:
    Amita querida no quiero que acabe la historia; pero sé que todo tiene un final, es la ley de la vida.
    Reitero mi agradecimiento profundo por haber materializado a través de tu historia al personaje del gato sergei. De verdad es algo que voy a guardar en mi corazón.
    Como dice Norah yo también voy a extrañar esa historia y a los personajes y te pido permiso para imprimirla y leerla cuántas veces quiera.

    Un gusto y un honor haber formado parte de tu trabajo.

    Sergei.

    15/02/11 04:02

  • Beth

    Norah, ha sido para mi un inmenso placer que me leyeras. Un abrazo desde el corazón

    15/02/11 04:02

  • Beth

    Querida Voces, ha sido para mi un placer que me leyeses. Los Jaimes de este mundo siempre estarán ahí, no se puede evitar. Pero además de Jaimes hay buenas personas, aunque lo malo se vea más. Yo siempre prefiero fijarme en lo bueno. Ahora creo que me apetece que compartáis conmigo otra novela que escribí antes que esta, de la cual he puesto algunos capítulos que tú has leído, la de Elena. Ha sido como muy premonitoria en mi vida; no se qué me empujó a escribirla, pero te aseguro que sentía la necesidad de hacerlo. Besos

    15/02/11 04:02

  • Beth

    Mi gatito:


    Siempre serás mi Sergei. Y aunque la novela haya terminado, los personajes y los momentos dejan su poso. No necesitas mi permiso para imprimirla, pero me gustaría facilitarte el trabajo. Te mando un mensaje privado.

    Un enorme abrazo

    15/02/11 04:02

  • Vocesdelibertad

    Beth: la novela de Elena es fabulosa, qué bueno que desees compartirla de nuevo y completa, yo estaré al pie de esas y todas tus publicaciones.
    Abrazos!

    15/02/11 05:02

  • Beth

    Pues si os parece y me soportáis, mañana empiezo con las entregas. El chico de Elena me resultó más manejable que Lucas, que a veces se me iba de las manos y se comportaba como un animalete. Pero acabé amándolo también a él.

    15/02/11 05:02

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