Vivo en una crisálida;
lírica, sólida,
fantasmagórica,
mística y estólida.
En ella me muevo
de día y de noche,
me acuno, me
arrullo y me quiero.
Estoy cual tórtola
feliz, pletórica,
aunque a veces
me vea gótica,
inhóspita, y otras veces
límpida,
prístina y mórbida.
Así puedo ser
cáustica, tónica,
áurea, fantástica,
lúdica, pérfida y
hasta tántrica,
mayestática o esotérica
Una crisálida vistosa suspendida en un delicado péndulo, cuidando cada detalle de un ser evolutivo, que si bien se siente cómodo, llegará el día de salir, explorar, vivir, compartir... hasta dejar maravillados en cada vuelo que emprenderá al inicio del otoño entrañando un gran misterio por descubrir.
De verdad, es un gran deleite leerte y un gran privilegio compartir contigo este espacio.
Un abrazo muy fuerte,