TusTextos

Mientras Llega MaÑana 9

Me marché a los dos días y Daniel fue tan amable que me llevó al aeropuerto, poniendo como excusa que de todos modos ese día tenía cosas que hacer en La Coruña. Creo que no era verdad, que simplemente quería hacerlo. Cuando me preguntó la fecha de mi regreso le dije que volvería el día 2 de enero, pero que tal vez no fuese a la casa hasta una semana después, que me quedaría con mi hermano. Me sorprendió agradablemente que me abrazase al despedirnos. Nadie me esperaba en Madrid; no le había dicho a Arturo la hora exacta de mi llegada. Tomé un taxi y cuando abrí la puerta de casa enseguida supe que no había nadie, lo cual era bastante normal, porque a las tres de la tarde él solía estar trabajando. La nevera estaba vacía, como era de esperar. Me imaginaba que había comido siempre fuera. Sin deshacer siquiera la maleta saqué el coche del garaje y fui a comprar; al día siguiente llegaba Ursula, y quería tener de todo en casa. Me parecía raro que no sintiese pena, ni siquiera nostalgia, pensando que aquellas eran las últimas Navidades que pasaba en la que había sido mi casa los últimos veinte años. Pero lo único que tenía era prisa por acabar con esta situación engañosa que sólo me producía frustración. Quería alejar de mi vida todo aquello que oliese a mentira y a engaño. De eso ya había tenido bastante y era hora de encarar la verdad de frente. Preparé la cena, aunque no sabía si Arturo cenaría en casa, pero tampoco me importaba. Yo si cenaría, y tendría que ir acostumbrándome a hacerlo sola. A las diez de la noche decidí que ya había esperado bastante y puse la mesa en la cocina para mi sola. Y justo cuando estaba empezando a comer entró él. Se sorprendió al verme; supongo que había olvidado que hoy era el día de mi vuelta.
-Lo siento, no me acordé de que regresabas hoy-me dijo, azarado.
-No te preocupes, no importa. ¿Has cenado?
Se sonrojó, señal de que había cenado con Paula. Con un gesto le di a entender que no hacía falta que se justificase.
-Entonces-me dijo ya desde la puerta-me voy a la cama.
-Espera-le detuve. Mañana llega Ursula y creo que debemos hablar antes.
Dejó el maletín en el suelo y se sentó, a desgana, a mi lado.
-Quiero que seamos francos con ella y le contemos la verdad.
-Lo que quieres es indisponerme con mi hija, contarle que te he engañado con otra mujer, y hacerte la víctima gracias a tu enfermedad.
No podía creer lo que estaba oyendo. Si hasta aquel momento le había respetado e incluso querido como al padre de mi hija y mi compañero de tantos años; en este instante se rompieron dentro de mí todos los recuerdos buenos.
-Te haces un flaco favor al ser tan mezquino, Arturo. Solo quiero decirle a nuestra hija que nos separamos; porque me marcho a vivir a Galicia y creo que tiene derecho a saberlo. Que sepa lo tuyo con Paula no es cosa mía. Tú verás si se lo quieres decir o no. A mi eso no me atañe. Y en cuanto a mi enfermedad, no pienso decirle nada, al menos de momento. No quiero soltarlo todo de golpe; me parece que con la separación de sus padres ya tiene bastante. Lo otro se lo contaré después de que me operen.
Se quedó callado, supongo que algo de vergüenza le quedaba todavía.
-¿Te van a operar? ¿Cuándo y donde?
-El día 3 de enero, en Coruña. Y te agradezco tu interés, pero eso ya no es de tu incumbencia.
-¿Quién te va a cuidar?
-En los hospitales hay estupendas enfermeras a las que pagan por eso, por cuidar a los enfermos.
-¿Y después?
-Después de que salga del hospital no necesitaré a nadie. Y te repito que te agradezco tu interés; pero no te preocupes. Lo único que quiero dejar presentada la demanda de divorcio antes de irme, porque he cambiado de opinión y ahora pienso que es necesario dejar las cosas bien hechas. Supongo que en tu despacho se pueden ocupar, ¿no?
-Si tú quieres. Pero, ¿no sería mejor que te buscases tu propio abogado?
-No, no voy a perder el tiempo con eso. Puesto que es un divorcio de mutuo acuerdo podemos ir los dos con el mismo abogado. Pero te ruego, como deferencia, que no sea Paula. No me parece correcto.
Y la que se marchó a la cama fui yo, dejándole con la boca abierta y mudo de asombro.

Al día siguiente a las seis de la tarde llegaba Ursula. Arturo y yo dejamos nuestras diferencias aparcadas para ir a buscar a nuestra hija. Ursula tiene los ojos exactamente iguales a los míos, y por lo tanto, a los de su tío y su abuelo, a quienes ni conoce ni sabe que existen. Pero en todo lo demás se parece a su padre. Siempre se han llevado muy bien y temo darle la noticia; sé que le haremos daño. Pero es inevitable; ya no es una niña pequeña, y tiene que entenderlo. Hemos decidido que se lo diremos esta misma noche, cuando cenemos. Pero cuando llega la hora, como siempre, Arturo se escapa por los cerros de Úbeda y me toca a mí ser la portadora de las malas nuevas. Cuando ya estamos tomando el café, decido que no puede posponerse más.
-Ursula, tu padre y yo queremos hablar contigo.
-¿De qué? Me estás asustando con tanta seriedad.
-No tienes por qué asustarte. La noticia no es demasiado agradable, pero es lo mejor para todos, para que volvamos a ser felices.
Pero ella no me dejó terminar, hizo ademán de levantarse de la mesa. Hasta en eso se parecía a su padre; cuando una cosa no le gustaba prefería no oírla, esconder la cabeza debajo del ala, como el avestruz. Pero esta vez no se lo consentiría. La agarré del brazo y con suavidad hice que se sentase de nuevo. La mirada que me lanzó no fue precisamente de cariño.
-Para mi no es agradable tampoco dar la noticia, pero escondiéndonos no haremos nada. Tu padre y yo nos vamos a separar. Cuando te marches de nuevo a Estados Unidos, al día siguiente, me iré a Galicia a la casa del pueblo, y dejaremos en marcha el proceso de divorcio. No queremos ni tu padre ni yo causarte daños innecesarios ni problemas, pero hace ya mucho tiempo que no nos entendemos, y hemos pensado que, por el bien de todos, de los tres, es mejor poner punto y final. Todos nos merecemos ser felices.
No me contestó, ni siquiera me miró. Había cogido la servilleta y la retorcía entre las manos de un lado para otro, como vengando en ese trozo de tela la rabia que yo sabía que sentía por dentro. Y también sabía a quien iba dirigida esa rabia. Miré a Arturo, pero como de costumbre él tampoco decía nada. Era más cómodo dejarme a mí el papel de madre mala y sin corazón.
-¿No vas a decir nada, Ursula?
-¿Qué quieres que diga? Ya dices tú por todos, como de costumbre. Eres tan egoísta que sólo piensas en ti misma, y no te importa dejar solo al pobre papá y marcharte a ese asqueroso pueblucho a retomar alguna de tus locuras. ¿De qué se trata esta vez? ¿Has decidido que te encanta la pintura, o quizá la escultura, o te harás cantante? Entretanto, papá aquí solo, trabajando y ocupándose de todo, como ha hecho siempre.
Bien, ya era suficiente. Me levanté de la mesa sin decir nada y me fui a mi cuarto. No esperaba que Arturo dijese algo en mi defensa, pero si en defensa de la verdad; y como no lo haría, no tenía sentido seguir allí sentada. Les dejé solos para que se consolasen mutuamente y se dedicasen a despellejarme con tranquilidad. No puedo decir que la actitud de mi hija me extrañase demasiado; es más, esperaba algo parecido. Adoraba a su padre, porque Arturo se había arrogado el papel de papi bueno, mientras que a mi me tocó durante todos estos años educar, poner horarios, regañar, castigar, y hacer de ella una persona adulta. Arturo era una presencia ausente que los fines de semana le consentía todos los caprichos, la llevaba de compras a tiendas caras, le pagaba vacaciones y siempre estaba de buen humor. Lo único que me resultaba penoso era descubrir que estar sola en el extranjero no había ayudado a que mi hija madurase. Peor para ella; debería hacerlo algún día, y de golpe. La vida no nos pregunta si estamos preparados cuando nos va a golpear; simplemente alza el puño y apunta. Y siempre acierta.


Beth18 de febrero de 2011

23 Comentarios

  • Serge

    Beth:
    "La vida no nos pregunta si estamos preparados cuando nos va a golpear; simplemente alza el puño y apunta. Y siempre acierta".

    Es verdad la vida ernseña muchas a veces a golpes lo que no queremos aprender con caricias.

    Un gusto leerte.

    Serge.

    18/02/11 02:02

  • Beth

    Y puede ser que a golpes el ser humano aprenda mejor. Somos tan cerriles a veces.

    Un abrazo a mi gatito

    18/02/11 02:02

  • Norah

    simplemente alza el puño y apunta. Y siempre acierta, en verdad somos cerriles como decis, excelente como siempre, beso inmenso.

    19/02/11 01:02

  • Norah

    simplemente alza el puño y apunta. Y siempre acierta, en verdad somos cerriles como decis, excelente como siempre, beso inmenso.

    19/02/11 01:02

  • Norah

    Porque algunos seres solo desfilan y no hacen nada?, perdon fue una disgresión, escribo como vos y desfilan tantos y nadie plasma en acción nada.

    19/02/11 01:02

  • Norah

    Porque algunos seres solo desfilan y no hacen nada?, perdon fue una disgresión, escribo como vos y desfilan tantos y nadie plasma en acción nada.

    19/02/11 01:02

  • Norah

    Beth, otra vez disculpas, mi próximo post va a hablar de los fantasmas que desfilan, quietos, casi muertos, porque cuidan quen sabe que o mejor dicho, yo se lo que cuidan, pobres, pobres.

    19/02/11 01:02

  • Norah

    Beth, otra vez disculpas, mi próximo post va a hablar de los fantasmas que desfilan, quietos, casi muertos, porque cuidan quen sabe que o mejor dicho, yo se lo que cuidan, pobres, pobres.

    19/02/11 01:02

  • Beth

    Hay personas pasivas, que no viven la vida, simplemente están ahí, se dejan llevar y quizá cometen menos errores, pero tampoco viven

    19/02/11 09:02

  • Norah

    Es verdad lo que decis, solo reiterar que tu relato es maravilloso, talento a full.Beso inmenso.

    19/02/11 06:02

  • Norah

    Es verdad lo que decis, solo reiterar que tu relato es maravilloso, talento a full.Beso inmenso.

    19/02/11 06:02

  • Norah

    Es verdad lo que decis, solo reiterar que tu relato es maravilloso, talento a full.Beso inmenso.

    19/02/11 06:02

  • Beth

    Muchisimas gracias, Norah

    19/02/11 06:02

  • Norah

    Gracias a vos por compartir tu talento y creo que tenes razon sobre la media vida de ciertos seres, besos.

    19/02/11 09:02

  • Norah

    Gracias a vos por compartir tu talento y creo que tenes razon sobre la media vida de ciertos seres, besos.

    19/02/11 09:02

  • Norah

    Gracias a vos por compartir tu talento y creo que tenes razon sobre la media vida de ciertos seres, besos.

    19/02/11 09:02

  • Norah

    Gracias a vos por compartir tu talento y creo que tenes razon sobre la media vida de ciertos seres, besos.

    19/02/11 09:02

  • Vocesdelibertad

    Beth:
    Sin duda son duros los golpes de la vida. He callado verdades para que los demás sean felices y, a la fecha, aunque no lo considero justo puede más el amor que siento por todo lo que me rodea. Al final de esta página me moría de ganas porque gritara todo de una vez, pero es madre!
    Estoy encantada leyendo.
    ABRAZOS

    21/02/11 03:02

  • Beth

    Si, creo que las madres, querida Voces, a veces somos hasta masoquistas. Cuanto nos callamos, cuanto escondemos y disimulamos de los hijos. No se si es bueno o malo, pero va en el pack de madre. Un gran abrazo para ti

    21/02/11 03:02

  • Silenciodeluna

    ay que bien, me sigues teniendo enganchao! que vida más rara tenemos que vivir.

    Un beso

    22/02/11 02:02

  • Beth

    Ay, Silencio, es la que nos toca. Y mejor que lo aceptemos de buen grado para que sea menos duro. Gracias por leerlo

    22/02/11 02:02

  • Endlesslove

    "Quería alejar de mi vida todo aquello que oliese a mentira y a engaño"

    "La vida no nos pregunta si estamos preparados cuando nos va a golpear; simplemente alza el puño y apunta. Y siempre acierta".

    De principio a fin súper .
    Helena... me tiene agarrada, todos sus planteamientos, su vida, su relaciones ... todo



    08/09/11 05:09

  • Beth

    Elena va aprendido a ser valiente poco a poco y a enfrentar sus desgracias

    08/09/11 08:09

Más de Beth

Chat