Pienso en ti
cuando escribo,
cuando como
y cuando voy caminando.
Y por las noches
en la soledad
susurrante de mi
almohada
también pienso en ti.
Pienso en qué
decirte cuando de
nuevo toques a
mi puerta.
¿Qué puedo yo decirte
para que un día
me quieras?
Podría contarte
de mi amor callado,
de mis torpes anhelos
y de mil
susurros desbocados.
Pero prefiero
acallar mis deseos
en el cajón del
alma donde se guardan
los recuerdos.
Podría contarte
de mi amor callado,
de mis torpes anhelos
y de mil
susurros desbocados.
Pero prefiero
acallar mis deseos
en el cajón del
alma donde se guardan
los recuerdos.
Me ha llegado por su sincero sentimiento, y por su expresión certera.
Un abrazo y un beso, Beth. Me lo guardo.