Te pediré que te quedes
al despertarte, cada mañana,
que tu cabeza y la mía
reposen en la misma almohada.
Yo a cambio dejaré
en tu vida una pizca
de calma, una medida
de paz y esperanza.
Seré la sombra callada
que no pregunta nada,
la que espera cada noche
en silencio tu llegada.
Seré una suave pasajera
en un difícil viaje,
aquella que te acompaña
cada vez que tú lo pides,
la que se contenta tan
solo con saber que vives