Necesito hoy tu sangre
para bebérmela toda
y llenar con ella
mis venas.
Quiero bañarme en
tu esencia, que tu
mirada en mi se
derrame y deje
mi alma plena.
A cambio haz de mis
caderas tu eterna morada
y deja que sea
mi pecho el lugar
donde cada noche
coloques tu almohada.
Dame a cambio el
calor que mis huesos
ansían y no permitas
que el frío otra
vez me hiera esta
noche y deje mi
piel marcada con
cicatrices de mil
reproches
Beth:
Dame a cambio el
calor que mis huesos
ansían y no permitas
que el frío otra
vez me hiera esta
noche y deje mi
piel marcada con
cicatrices de mil
reproches.
Necesitaba esas palabras tuyas. Son cosas que suceden en la vida y simplemente se tienen que vivir.
Dame a cambio el
calor que mis huesos
ansían y no permitas
que el frío otra
vez me hiera esta
noche y deje mi
piel marcada con
cicatrices de mil
reproches
Siempre bella con tus letras, es un deleite visitarte.
Un enorme abrazo querida.
Intercambios entre la carne y el alma. Que son uno, pero se que pueden vivir separados. Formando vida propia cada una de las partes. Pueden comer de diferentes platos o en el mismo.
Me gusta tu poema BETH.
Querido Guillermo, es cierto que carne y alma van por libre muchas veces, pero cuando hay la suerte de que se unan, pienso que tenemos el deber de cuidar el momento para que dure. Un abrazo
Siempre, querido David, es más sano no esperar, para no sufrir. Y los reproches...es inevitable recordar daños, porque solo quien te ama te puede dañar. Pero...hay que seguir adelante. Un beso