Sabes, amor mío, que
me gusta escuchar un
murmullo de violines escondidos
cuando la tarde cae
y la luna se asoma
a ese cielo encendido
de amor y deseo, de
llanto, de risas, de
níveo perfume y
un claro y dulce anhelo.
Y me gusta entonces
que tú y yo pongamos
una vela olorosa
a vainilla y canela,
a pasión desbordada
y esa ternura que espera...
Por eso quiero que ahora
tú mismo la huelas,
que te vistas como yo
de amor desbordado,
de cuidados y mimos,
de un tierno y dulce requiebro
Parece que fue una noche especial. Esto lo leerás en la mañana, supongo; cuéntame por favor lo que la razón permita, y el despertar: ¿cómo fue?
Un abrazo y un beso! ciao
David, ¿Tú crees que las noches, los días, las tardes o las mañanas se pueden contar? Ya he contado todo lo que podía contar sin faltar a la discreción.
El despertar...no recuerdo ahora mismo si llegamos a despertar; más bien creo que todavía no lo hemos hecho
Beth, como disfruto con tus versos, tan llenos de amor, y además nos das ideas, con un dulce de amor, las velas, tu sigue así y vas a crear escuela, ya verás.
Besos.
Que te vistas como yo.......................me gusta esta linea en verdad que cada vez que te leo Beth me sorprendo...................esa pasion corre por tus venas...........y corre por las mias....