Pasa el tiempo, lento.
El tiempo pasa, y yo, amor,
no me he muerto.
Mi corazón late al compás
y abro los ojos al nuevo día,
y trato a veces de vivir mi vida.
Pero en ocasiones, amor, recuerdo,
y es entonces , en esos momentos,
cuando me derrumbo
y todo me duele por dentro.
Pero sigo viva, porque no
me puedo morir mientras
en el mundo haya poesía.
El manzano ha florecido,
y brotan aquellas flores
que hace poco planté, recordándome
que tengo que estar viva.
En este siglo virtual
nadie muere de amor, eso está,
amor, prohibido.
Me miro en silencio las manos
y las encuentro vacías.
No tengo nada que dar
excepto una mirada perdida,
un triste pasado y quizá,
la esperanza de que la vida
se ha hecho, amor,para ser vivida.