-Dulces sueños- le dijo mientras poco a poco se iba alejando.
Ella despertó a la mañana siguiente, tenía la ropa echa añicos, salvo una chaqueta que le sirvió para cubrirse un poco. Le quedaba extrañamente grande, pero en aquel momento no le dio importancia.
Miró a su alrededor mientras su mente luchaba por recrear lo que había pasado la noche anterior al mismo tiempo que se preguntaba como había llegado allí.
Era extraño, era un sitio sombrío, lleno de árboles altos pero sin pequeños arbustos visibles.
Desorientada, confusa y algo mareada, se levantó e intentó buscar algún rastro o algún elemento que le pudiese llevar de nuevo a la civilización, pero allí solo estaba ella.
Ella, en ropa interior, cubierta con una chaqueta, sin saber como ha llegado hasta allí ni como salir de aquella pesadilla.