Recuerdos

II. Tengo un vacío en el pecho, un vacío de nostalgia de ti, que me oprime cuando estoy sola y no me deja respirar. Este vacío es el recuerdo de la felicidad que hubo, que hubo y nunca más volverá a haber, es el recuerdo traicionero que dejé partir a un gran amor, potencialmente el amor de mi vida, sin apenas luchar. Exteriormente estoy bien y lo supero cada día, pero luego, cuando se pone el sol y aparecen los secretos más oscuros, tu presencia abarca mi mente. Se que con el tiempo dolerá menos, que la herida irá mitigado y tu olor, tu tacto, tus palabras, quedarán recluidos en alguna parte de mi memoria, bajo candado y llave, para que no se les ocurra fustigarme otra vez. Pero aunque oficialmente lo haya superado, temo que en el momento de la verdad, cuando otros brazos abracen a los míos, cuando otros labios me besen, tu recuerdo aflore y me obligue a compararte con él. Ambos sabemos que en cualquier batalla saldrías victorioso, y temo por tanto, no poder volver a encontrar la felicidad en una caricia, tan solo en tus caricias.

III. Aún no ha pasado un mes y te echo más de menos que nunca. A veces pienso que estoy bien y que seré capaz de salir con alguien en poco tiempo, alguien que llene mi soledad y acaricie mis heridas. A veces creo que no volveré a llorar, ni a pedir al vacío que vuelvas, ni a recordarte con dolor. Creo que fuiste un episodio que recordaré con ternura y explicaré a mis hijos, advirtiéndoles sobre su primer amor A veces, a veces vivo en una ilusión. Porque siempre acabo despertando y chocandome con la triste realidad, la necesidad que tengo que volverte a sentir a mi lado, riendo, hablando, escuchando. Alguien me pregunta por ti, veo los lugares per donde paseamos, una pareja despierta mi envidia y se rompen las paredes de contención de mi corazón. Me inunda una sensación de tristeza profunda y solo siento tu ausencia, tu cruel ausencia en mi ser. Y me pregunto otra vez porque ¿Seré feliz otra vez? ¿Eres y seras feliz tu? ¿Que piensas en estos momentos? Ojalá pensase en mi
Pero todo esto debo parar, porque así solo consigo autolesionarme más y más. Me enjuago los ojos, me lavo la cara y me sumerjo de nuevo en mi sueño, hasta que otro estímulo me haga despertar.