Un Romance de Curro El Palmo
10 de agosto de 2014
por bluess
La vida tiene sentido porque existe Amanda. Esta afirmación le venía a la cabeza a Fede con bastante frecuencia. Le ayudaba a merendarse bocadillos y bocadillos de soledad. El famoso título de García Márquez fue un jolgorio comparado con la plúmbea existencia de Fede.
Nuestro hombre coleccionaba sellos de países lejanos, los que nunca visitó. También atesoraba una buena colección de coleópteros europeos, sus naturalezas muertas como el llamaba a sus insectos. Su padre, distante, rudo y muchas veces irónico siempre añadía: muertas e inútiles, como tú.
Amanda llegó a la ciudad desde Madrid. Era el último curso de bachillerato, sus ojos vivos iluminaban todo el aula, su salvaje melena y su piel morena tenían a todo el colegio alerta, incluido el padre director. Aunque era levemente tímida manejaba con sorprendente habilidad los hilos de las relaciones.
La chica había conseguido caer bien a casi todo el mundo, exceptuando a las dos guapas oficiales de la clase. Su coqueteo y bamboleo, si bien no eran muy marcados, siempre hacían volver la cabeza a más de uno.
En aquel curso infinito Fede compartió bancada con su maravillosa sonrisa. Fede y Amanda compartieron ese año monosílabos y algunas frases sueltas, casi siempre titubeantes cuando el emisor era él.
No coincidieron en la pandilla, básicamente porque Fede nunca estuvo en ninguna pandilla. Él hablaba con Mario y con su prima Anabel, poco más.
Una nueva afición por la poesía se unió a su pasión por los coleópteros. Llegó a escribir decenas de poemas, algunos de ellos sonetos, incluso se animó con los haikus. El noventa por ciento de los poemas tenían una musa, ella. Hasta los haikus hablaban de Amanda como el viento entre los cerezos en flor.
En mayo, por fin le echó valor y colocó uno de sus poemas, un soneto muy sentido, dentro de la carpeta de Amanda.
- ¿ Qué le habría parecido? ¿ Le tocaría el alma?
Esa noche Federico casi no pegó ojo, imaginando la reacción de Amanda, las veces que lo leyó, donde lo guardaría... Al día siguiente Amanda no dijo nada, ni al otro, ni la semana siguiente,ella nunca dijo nada.
- A lo peor no entendió el sentido del poema.
El que fuera anónimo tampoco ayudaba mucho llegó a pensar Fede.
El viaje de fin de curso a la Costa Brava era su última oportunidad. Fede se compró buenas camisetas, unas gafas DG, discretas eso sí y decidió acudir al gimnasio todos los días, se mataba con las pesas y otras máquinas de musculación, ansiaba tener un cuerpo más fibrado.
Fede, Mario y otros dos compañeros más visitaron en tres ocasiones el Museo Dalí de Figueres. A la playa bajaba lo justo, siempre le molestaba la arena que se metía por todos los lados, el sol justiciero y los chillidos de los niños, por ese mismo orden.
Por fin, en ese viaje Amanda se decidió, también le costó lo suyo , pero evidente era el momento idóneo. Fede tiene esa escena grabada en su cerebro: Amanda y Jhonatan entrando de la mano al comedor, como si nada.
Fede no pudo evitarlo, el bajón fue de profundidad, le venía a la cabeza esa canción antigua, que le encantaba escuchar a su madre mientras planchaba, el "Romance de Curro el Palmo" de Serrat. Cuantas veces la escuchó y fue en ese preciso momento cuando la comprendió íntegramente.
Jhonatan no era muy listo, pero tenía moto, era más bien guapete y por si era poco ejercía de capitán del equipo de hockey del colegio.
Mientras Fede miraba por la ventana del comedor, con la vista definitivamente perdida y aguantando el llanto y la rabia, observo al enfocar la mirada un precioso ciervo volante, era de una variedad que no tenía en su colección. Se permitió quedarse un buen rato observando el insecto. Fuera, al otro lado de la ventana, en el jardín, Cristina miraba con mimo a Fede, que continuaba observando el coleóptero y masticando la "traición del amor de su vida". Cristina estaba muy ilusionada, finalmente Fede se fijaba en ella, aunque a lo mejor era un poco estrábico porque esa mirada...
La vida, como tiene por costumbre, continúa ajena a las inquietudes de los humanos. Fede nunca llegó a entrarle a Cristina, siempre pensó que era demasiado guapa para él, sería una perdida de tiempo el intento.
Al cabo de once años Fede llegó a convertirse en uno de los entomólogos más reputados de Europa, no paraba de dar clases, conferencias, escribir en revistas especializadas, hasta llegó a descubrir dos nuevas especies de insectos.
Fede se casó a los 47 años con Guadalupe, la periodista que un año y medio antes le hizo una extensa entrevista para "El Mundo", cuando Fede decidió presentarse como número uno en la lista del PEE ( Partido Ecologista Español).
Guadalupe y Fede fueron moderadamente felices, eso sí, nunca comieron perdices, ambos eran ovo-lacto vegetarianos.
**
©BLUESS. 10-8-2014
....
Repeat: escuchad el Romance de Curro el Palmo que vale la pena( Serrat o Antonio Vega)
2 Recomendaciones
Reposo1163 lecturas, 3 comentarios