Puedes pedirme ayuda, te la daré como aquella vez que lloramos juntos.
Puedes pedirme escucha, porque te escucharé sin parpadear un segundo, sin que la lluvia me empañe mis palpitantes ojos y tus palabras entrarán en mi cabeza para no volver a salir nunca más.
Puedes pedirme un abrazo, porque lo haré estrujándote con todas mis fuerzas, y te llegará el cálido aroma de los almendros en flor.
Puedes pedirme la luna, subiré a buscartela y te la traeré en vuelta en los lazos del amor.
Puedes pedirme cualquier cosa.
Menos una.
Nunca me pidas un beso, no te lo voy a dar, por la sencilla razón de que no necesitas pedírmelo.