-¿Por qué no la llamas?
-Sí claro, y le digo: “Estaba aquí en un bar de mala muerte entre el polígono y la vía de servicio, hablando con un desconocido, y me he acordado de ti…”
-Tan solo dile que la echas de menos y que te encuentras solo…
-No creo que le importe mucho. Lo mismo que a mí su perdón vacío de sentimiento. Siempre ha sido muy orgullosa… seguro que le ha ido contando a cualquier sucio que se largó de mi casa y me cerró la puerta en las narices. Seguro que ya tiene otro cajón donde guardar su ropa.
…
-Sé que no va a volver… es extraño, pero siempre había sido yo el malo en cada relación. Un CABRÓN, eso es lo que he sido siempre. Ninguna mujer me importaba… pero ella (para mi desgracia), ella ha sido diferente: desde el principio hasta el final…
-¿Cómo se fue?, ¿Qué pasó?
-Se rió. Eso fue lo que más me dolió… sabía que era un “alma libre” por eso intenté no agobiarla… fue un amor tan fugaz para ella… y para mi sigue siendo un daga clavada en mi pecho. Esta vez era diferente, quería que todo saliera bien, quería que me quisiera… QUERÍA QUERERLA. Quería más. Pero ella no. Cogió el taxi y se largó lanzándome dos besos al aire que yo no pude hacer míos porque me faltaba el aliento para llenar mis pulmones con su aroma.
-Tuvo que ser intenso…
-¿Intenso? Lo hubiese dejado todo por ella, y aún ahora lo haría, ahora que ya he perdido la vergüenza y el dinero en vicios y placeres.
-¿Cuánto tiempo hace de eso?
-Como yo digo, 19 días y 500 noches.
-Me tengo que ir. ¡Cóbrate Paco!
-¡No espera!, ¿Te invito a otra caña y charlamos?
me gusta tu forma de escribir, es que no es poesÃa, la tomarÃa más como un relato informal y meramente personal; calificativos completamente geniales (por lo menos para mi gusto)