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Me has bebido tantas veces
en aquel rincón que hoy,
nadie merece,
que creo ser más
tuyo que de nadie
cuando aun del sol,
ni se sabe.
Otros hablan,
otros,
miran hacia atrás
y saltan, y gritan,
y señalan.
Otros, siempre otros,
den o no miedo,
se dicen señores,
y se dicen cielo,
pero son despojo
y también,
un pobre infierno.
Seguiré,
porque no sé hacerlo
de otra manera,
caminando con los ojos
entornados y sin orejas,
hacia aquel rincón
que nacer nos viera,
siendo apenas dos cachorros
de largas ilusiones
y un fin a deber,
que con intereses terminamos
de pagar ayer,
para comenzarlo de nuevo,
una, una y otra vez.
Hola Buitrago, expresivo ese retornar cíclico a las ilusiones al parecer, intactas. Conservar ese entusiasmo nos hace fuerte ante la adversidad que atravesamos.
Un abrazo amigo.