Cogido a tu mano,
la noche se derrama en sueños de niño
e ilusiones de hada.
Tras aquellas horas
que roban el aliento al suspiro.
El vivo reflejo de la pasión,
se envuelve de sabor a beso primero,
y siento, por vez primera en mucho tiempo,
libre y repleto mi cuerpo.
Cogido a tu mano,
camino descalzo
por cuantas sendas se me impongan.
Sin promesa que obligue a le fe,
me insisto sin dolor o sacrificio
en volar enredado en la calidez de tus pasos.
No hay vida completa, ni recuerdo grato,
sin invertir de mi sangre
una gota entre tus brazos.