Tus delirantes ojos me miraban despertando el deseo
Tus cálidas manos se paseaban por mi cuerpo incitándome
Tu cabellera se movía al vaivén de tu pasión que simulaba
Un volcán en erupción con el candor de tu exquisita piel
Como detener el embate que mi corazón ya inquietaba
Nublando la razón de intentar siquiera un esperemos
Como, si la noche lo exigía a gritos entrecortados
Con la anuencia de la luna que brillaba sonrojada de amor
La alfombra, la cama, el baño, el reposet, la puerta y hasta
La tina en el baño dan testimonio de habernos paseado
En ferviente batalla por su rededor y sosteniéndonos
En ocasiones para no caer victimas de la física en fusión
Tu alarido dio su consentimiento al salir impávido
alardeante y glotón después de haberse saciado
Y yo también gemí en retorcido estruendo cual
Melodía del interior que sabiéndose satisfecho surgió
Nuestros restos cayeron casi sin vida sobre el colchón
Y después de un suspiro al vernos reímos de emoción
Nuestras miradas hablaban pues la garganta se secó
Y ellas dijeron amarse después de esa noche intensa pasión