Mil historias ya contadas corre la vida
abandonando la esperanza,
dejando atrás la ilusión.
En el fondo de este mar
hundida en sus negras profundidades.
Recorrí paisajes muertos
de caminos desiertos y abandonados.
De lugares recónditos dónde
nada más que un silencio de ultratumba
era testigo de mis secretos
mejor escondidos.
Gruñían en mi cabeza
erizando la razón.
Brillaban las sombras de los árboles
de esta naturaleza muerta.
Las hojas secas caían en silencio
y bailaban aturdidas por el viento
en este paisaje sombrío.
El río arrastraba aguas negras
sumidas por esta oscuridad.
Y el frío se sentía
por todos estos oscuros senderos
de este tétrico lugar.
El eco de los pasos se escuchaban
entre las rosas negras
y pisaban firmen hasta el sepulcro.
El musgo ya cubría la piedra
que los años conservaba
de aquella tumba.
Las cadenas de las almas en pena
chocaban a notas de melodías
fúnebres.
Ahogaban los suspiros de vida
que día a día se nos escapan de las manos.
