Y cuando menos te lo esperas, cuando ya pensabas que lo habías olvidado, ahí vuelve. Esa risa que pensabas que no la ibas a escuchar jamás, ahí está. Como si nunca se hubiera ido. Y es que al escuchar su risa, hace que todo lo malo se vaya, hace que todo lo que te ha echo lo olvides, hace que lo vuelvas a querer. Es increíble como solamente la risa de una persona puede despertar todos tus sentidos. Cuando escuchaste su risa, tu corazón se aceleró, tu respiración se entrecortaba otra vez, no eras consciente de lo que decías, no sabías que pensar, y te encontrabas a ti misma sonriendo como una autentica idiota. Y es que su risa es la más bonita de todas, convierte los peores días en lo mejor que te ha pasado. Y una vez que la oyes, no puedes evitar querer escucharla todos los puñeteros días de tu vida. Como si fuera la mayor droga del mundo. Y solo es eso, una risa, una respuesta de su organismo a un estimulo externo. Y cuando tu eres ese estímulo, no puedes sentirte más feliz. Y cuando recuerdas su sonrisa, es como si se parara el tiempo, y quedara allí, él, sonriéndote, haciéndote olvidar todo lo malo.
Pero, aun que amas su risa, sus ojos, sus labios, su forma de hablar, su andar, él de ti no ama nada. Eres agua pasada, ya no le importas, ya no te quiere;en el caso de que alguna vez lo hiciera.
