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Payasos

Toma sus coloridos maquillajes; con un delgado pincel los extiende sobre su cara. Entre negros y blancos dibuja una sonriente boca alrededor de la suya. Estira sus facciones a lo exagerado.

Se pone aquella camisa que está hecha con retazos de diferentes telas, contrastando sin ningún sentido. Y sobre la camisa, se coloca el chaleco de amarillo chillón, ese que a cualquiera le perturba la vista. Un enorme corbatín al tamaño de su cabeza termina por adornar su cuello.

Decide hoy dejar a un lado el ceñido pantalón de lunares, y se pone el bombacho de rayas. Y claro, para detenerlos, se arma con sus tirantes de nylon barato. Para terminar con la parte de abajo, mete sus pies dentro de los All Star que parecieran ser talla 30.

Volviendo hacia arriba, le restan dos detalles: Una redonda y brillante nariz de plástico y una peluca con los colores del arco iris.
Listo para comerse el mundo, el payaso corre al escenario.
Ya estando allí, su compañero de escena le comenta que tiene terribles problemas con las mujeres, que es un fracasado para conquistarlas.
Nuestro payaso le aconseja a su desanimado amigo, que a las mujeres se les dice cosas dulces. Azúcar, manzanas y peras le responde el desdichado.
Mejor deciden hacer una prueba. Llaman a una chica del público, y el payaso le aconseja al otro que le hable con sinceridad.

- ¿Quieres pasar hambre conmigo el resto de tu vida?

La función avanza y termina. Tras bambalinas, el payaso se enjuga el sudor de su frente junto con el maquillaje. Tras borrar la blanquinegra sonrisa, un semblante serio se deja ver. Va a la oficina del administrador y reclama su paga.
Cuando ya no hay transporte, el payaso se dirige a su casa de noche, preocupado, pensando en las deudas que tiene pensando en que su salario no le bastará.
Cualquiera que lo viera caminar por la calle, no tendría manera de saber que hace unas cuantas horas se mostraba terriblemente feliz, haciendo reír a otros.

¿Cuánto valor tiene la felicidad del payaso? Simplemente es un actor mal pagado, con mil y un problemas que a veces no sabe cómo solucionar. Y así como él, hay más payasos en el mundo, y no de profesión.

Muchas personas corren al gran escenario de la vida, maquilladas o con máscaras, haciendo a un lado sus problemas y fingiendo estar bien. Llevan una doble vida, viven una falsa felicidad

Solo porque ignores tus problemas no significa que no estén allí. Solo porque trates de no contarlos o de olvidarlos no significa que se solucionarán solos. La vida se vive afrontando las diversas y diferentes dificultades que se presentan en ella, aunque parezcan infranqueables. Sino, te crearás una pequeña burbuja en la que solo caben tú y tu pequeño mundo de ilusión. Y cuando esa burbuja estalle, plantarle cara a la realidad será más duro que si lo hubieses hecho desde el principio. Si tomas solo lo bueno de la vida, no hay ningún mérito en ello.

Nunca te creas que estás bien, pero tampoco te creas que no puedas estarlo. No seas un payaso, por favor.