¿Quién carajo eres tú?
¿A quién quieres gustar?
¿A quién quieres agradar?
¿Qué te resulta tan tabú
para en silencio aceptar
sin apenas nada rechistar
cual si fueras un reo de vudú?
¿A quién quieres engañar?
Nadie en tu vida es un gurú...
y ni siquiera pactar con Belcebú
te va a permitir esquivar,
sanar lo que a tu corazón aprieta,
y que no es, por cierto, desamor
sino faltarte al sagrado honor
de no perseguir tu meta
y de actuar con el candor
del que critica al asceta,
para a la postre ser un anacoreta
que huye de todo tipo de clamor
para, a pies juntillas, sin rebelión
como uno más del rebaño
tomar del líder su opinión
y hacerse a sí mismo, un extraño.
¡Truene, nieve, granice
caigan chuzos de punta,
resucite plebe difunta
bruja celta te hechice!
¡Suelta de tu corazón los nudos
de tu alma lima las cadenas
y rehuye los consejos sesudos
con los que cada día te condenas!
¡Renueva tu aire viciado
elige en el cielo tu estrella;
hay muchas y sin estar intoxicado
la vida puede ser sorprendentemente bella!
No, a ser de una camada
No, a una libertad vigilada
No, a una mente secuestrada
No, a una tortura silenciada
No, a ilusiones violadas
No, a esperanzas condenadas
No, a luchas castradas
No, a ideas maniatadas
Y dime: ¿qué te gusta a tí?...
¿Qué te agrada a tí?...
Y si es así....
¿Que haces ahí?
¡Arde alma vieja, vuelve a vivir!
Cierto. El problema es que hay que atreverse a empujarla. Muchos son los que tienen más miedo a lo que encontrarán bajo la roca cuando no esté que a la propia roca