Pulcro piano armonioso
con violines sonando a lloro,
sublimando voces de un coro
de tono dulce y melodioso.
Me arrastra a la arboleda
que asoma por la ventana,
y tras las cortinas de seda
el jardín se engalana.
Me dejo con lentitud, llevar
con los ojos cerrados
llegando a ensoñar
felices tiempos pasados.
Momentos que se fueron
momentos que no volverán
momentos que trajeron
días de risa, dicha y pan.
Que no por pretéritos
son tiempos mejores.
Sólo se dejan atrás méritos
de todos los colores.
O quizá deméritos
que ocasionaron dolores
de cabeza a eméritos,
entonces tutores y hoy censores.
La brisa me acaricia la cara
y la calma me embarga.
Rumores de cristalina agua clara
liberan de mi mente su carga.
Arruyo mi alma de niño
y mi corazón de caballero
encauzándolo con un guiño
a su senda de fiero guerrero.
La melodía se parapeta
tras los registros de voz
y de repente queda quieta
tras movimiento veloz.
Se acabó el descanso
vuelve la guerra
disfruté mi remanso
de paraíso en la tierra.
Que bueno,le pones el toque tuyo tan especial
y personal.Alegra los sentidos.
Un abrazo.