Mi interior sigue siendo una acuarela
resguardada por mi armadura gris,
hoy indispensable en mi bis a bis
con esta diminuta bestezuela.
Pues el canto del ruiseñor no vela
sin más por la alegría de un país
y fe en "los Cien Mil Hijos de San Luis"
es como hacer un vestido sin tela.
Ansío sentir la lluvia en mi cara,
en mi rostro libre, sin llevar nada
solo gota tras gota limpia y clara.
Mas, aunque cierre los ojos, no hay hada
que de un plumazo elimine esta tara
y nos prometa que es agua pasada.
Clopezn,
muy acertada toda la serie, buen extracto de las m6i6s6e6r6i6a6s6 vulnerabilidades que menos nos gusta reconocer: falta de talento, moralina, brecha digital, ignorancia de origen versus terquedad actual...
Aunque el qué es muy preocupante, me gusta cómo lo estás contando. Un saludo