Ayer tarde nos fuimos a la playa
y sólo vi lápidas y sombrillas
y muchos cangrejos con mascarillas
jugando en las dunas al tres en raya.
También vi a un amigo de Vizcaya
que iba a comprar una tortilla
con sabor a chorizo y manzanilla
para comérsela en una atalaya.
Nos volvimos a casa por Ordesa
después de beber leche de una cabra.
Luego aparecimos en Oropesa
donde no nos dirigieron palabra
y de repente en una tumba presa
acabó mi pesadilla macabra.