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Frente al Pasado.4.

La subasta había echado a andar. Todos los licitadores que iban a participar en el primer lote se habían acreditado y en la mesa se comprobaron los resguardos que documentaban haber constituido el depósito de fianza provisional, así como las identidades de éstos o de sus representantes mediante "poder declarado bastante". En total eran cinco los licitadores que habían concurrido a la puja de los "Gaspares", terreno muy aparente tanto para huerta como para albergar ganadería con la posibilidad de implantar también una explotación intensiva.

El secretario, más bien flaco de facciones enjutas con brazos de alambre y sin prisa en los ademanes, se dispuso a abrir las plicas con un viejo abrecartas de plata, compañero de fatigas de los muros de la casa consistorial. A medida que comprobaba que todo estuviera en orden según el procedimiento establecido en las bases, identificaba al licitador y de viva voz cual "niño de San Ildefonso" leía la cantidad ofrecida por el remate. Uno tras otro fueron abiertos los sobres. Los murmullos en la sala fueron en aumento ante la expectación creada por el incremento en las sumas ofertadas a cada proposición abierta. Tras ser hecha pública cada cantidad presentada, era corroborada por el alcalde y el jefe de la Sección de Patrimonio, siendo a su vez rubricada y sellada por el interventor de la Delegación de Economía y Hacienda.

En esta ocasión el suspense se había mantenido hasta el final puesto que la ultima plica había empatado con la puja más alta ofertada hasta ese momento. Peralada y Ferrán Gómez le habían ganado la partida a Villaespesa. Ahora habría que dirimir entre los dos quién se llevaría el "gato al agua".El procedimiento que estaba previsto era por "puja a la llana", que lo convertía en una atractiva subasta en vivo y en directo hasta que uno de los dos desistiera y por ende el adversario se hiciera con la finca. Se daba la circunstancia de que ninguno de los dos duques se hallaba presente, sino sus representantes, por lo que se les presuponía con indicaciones del límite que no debían superar. Lo que rondaba en la mente de todos dada la igualdad del dinero ofertado en la licitación era que ocurriese lo mismo con la cifra máxima con la que pujar.

Sin embargo, no se dio el caso, puesto que se vio claramente que uno de los dos tenía un interés mucho mayor que el otro en la propiedad y con la primera suma ofertada se la quedó.
Un aplauso atronó en la sala a la conclusión de esta primera puja, por lo emocionante y lo contundente en la resolución. No había en cambio ningún atisbo de alegría o de enfado en los licitadores implicados. Quizá una pequeña mueca de satisfacción casi imperceptible en el representante de Ferrán Gómez, pero sin dejar de mostrar el comportamiento de un burócrata bien instruido.

Llegaba ahora el turno de las "Calderas de Menestral". Aun a sabiendas de que era el lote que más expectación suscitaba no se dejó para el final, ya que el empeño por que se subastara era total y existía el temor de que si no,no pudiese realizarse ese día . Como en el bien subastado previamente, se sucedió el mismo ritual con cada una de las plicas, pero en esta ocasión entraban en juego los pesos pesados de la sala.

Había un alemán de cabellos rubios ya encanecidos que lejos de ser el prototipo ario, aunque alto, era más bien delgaducho y desgarbado con piel cenicienta. Karl Kellner, nacido en las postrimerías de la Guerra Civil, hijo de un agente nazi al servicio del bando franquista, fue criado por una niñera española- hay quien dice que en realidad era su madre, violada- teniendo una cómoda existencia bajo la protección de la dictadura, acumulando fortuna y relaciones al más alto nivel, consideradas como pago al buen servicio de su padre, ya fallecido.

También destacaba todo un vaquero americano, Hermann Jones, que por aspecto y ademanes no se sabía muy bien si era el capataz de un rancho o el terrateniente que venía a aumentar su propiedades. Por su puesto Cipriano de León y Baeza, a la cabeza de la nobleza que allí se reunía se reacomodaba en la butaca listo para la acción. Bueno, más bien para que ver la actuación de su testaferro, que a los ojos de los demás hacía las veces de rico socio capitalista. Para cerrar la fauna variopinta que se disputaba aquella propiedad, un general de brigada que el año previo había pasado a la reserva, representaba los intereses de un holding empresarial británico dedicado a la comercialización de productos de viajes. Mucho más discreto y desapercibido a pesar de su porte oriental, Hikaru observaba pacientemente la resolución de la partida de ajedrez que se había planteado a la sombra de las propuestas.

Mientras se ponía en marcha la segunda "enajenación de bienes", nervios, curiosidad y embelesamiento de los asistentes generaban situaciones singulares.
En un momento dado Antonio, sevillano de visita en la ciudad y amante del mundo ecuestre, que se encontraba de pie al final del salón con su primo, le metió a éste un codazo seco bajo el costado derecho que casi le deja sin aliento, con un tono de voz que se pudo escuchar hasta la mitad de la sala:

-¡Hostia, quillo...! - muy emocionado-.
-¿Qué...,Antonio...? ¡Que nos van a echar! - con cara de circunstancias su primo José.
-¿Es que no lo ves, "pischa"?-.
-¿A quién tengo que ver?
- Al Tirado...
-¿A quién...?
-A José Tirado Serrada, el mejor jinete de las marismas...
-¿Pero no ves que es un auténtico vaquero americano?- intentando hacerlo callar.
-Ya quisieran los vaqueros yanquis, "haser la mitá de lo que hase él".

En éstas, el aludido se dio la vuelta y Antonio, bajo su mirada taladrándole los ojos quedó cariacontecido
-Va a tener "rasó mi arma..." Que no se parese tanto al Tirado. Este parese má "sieso" y hasta un poco "malafoyá".
-Pues si ya te lo estoy diciendo. Este es un rico de Texas...
-Vale, vale, pero no me seas "mijita"

Durante la charla Hikaru esbozó un media sonrisa. Le encantaba el carácter latino y desde luego cuanto más al sur, más auténtico le parecía.

En un lateral de pie, en la parte de delante, un electricista con sus dos hijos, uno de seis y otro de quince, disfrutaba del acontecimiento. El pequeño había quedado hipnotizado con el ropaje de Cipriano que en su imaginación le trasportaba a las disputas entre nobles,... caballeros y duelos... Al mayor en cambio, eran otras las ropas que le habían "sorbido el seso" y si bien nada dejaba entrever el diseño prêt-à-porter que tan elegantemente llevaba Brigitte, la testaferro, las hormonas dejadas a su libre albedrío diseñaban su propio lienzo erótico. El compañero de trabajo y amigo del padre, que le había acompañado al sobrarle una invitación, con un siseo le indicaba con la cabeza la estampa del adolescente:
- ¡Ojo, con el rapaz!¡Que éste empieza a tener peligro...!
-Veo que no te acuerdas de tus quince... - con una sonrisa pícara en la cara mirando de soslayo sin alterarse. Aunque después..., pensando que ahí delante estaban demasiado expuestos al chismorreo..- ¡No seáis maleducados hombre!- dándoles una colleja a los dos, que se movieron sobresaltados, soltando un "¿qué pasa?".
-Pasa...-dirigiéndose al mozo-, que hay que ser más discreto hombre, que se te salen los ojos de las órbitas...
-Pero papá,...
-Ni papá ni leches, hijo, o si no la próxima vez que me inviten a algo que os apetezca, os quedáis en casa.¿Estamos?- sin dar opción, en tono serio pero ahogando el sonido de las palabras.
-Sí..., papá...- cambiando de objetivo y haciendo una panorámica de la sala llena hasta la bandera que empezaba a cargarse de humo, sobre todo en la zona delantera, por lo que aunque en el exterior hacía frío, abrieron las nuevas ventanas abatibles pegadas al techo durante unos minutos.
-Pues eso- dando el asunto por zanjado, a la vez que posaba las manos sobre los hombros del hijo pequeño, que estaba con "ojos avizor" pensando por donde le iba a venir otro cachete. Pero hubo suerte y en esta ocasión no llegó.

Entretanto empezó la partida.
La primera plica perdió el "sello en lacre" que mostraba un símbolo gubernamental usado por seguridad. El silencio hecho con los alientos contenidos en la sala permitió escuchar el leve rasgado del papel de propuesta. Desde el atril a viva voz, el secretario tras comprobar la documentación pertinente identificaba al primer licitador, que no era otro que nuestro cowboy.

-Hermann Jones, de Texaco Company, ofrece por 170 millones de pesetas por el remate de la parcela Propiedad sita en el lugar denominado Calderas del Menestral con extensión de 41800 m2 de superficie rústica y superficie edificada de 800 m2.

El licitador en pie mientras se leyó su proposición, permaneció un instante sin sentarse con cierto regodeo ante el murmullo generado. Sólo cabe recordar que el ayuntamiento de La Coruña había ofrecido un año antes a la familia de Franco 180 millones de pesetas por el Pazo de Meiras, aunque las negociaciones no fueran por un buen camino en esos momentos. Y esta parcela no era ni mucho menos el pazo del dictador en la actualidad.

Tras realizar el trámite de comprobación y verificación de los documentos, los miembros de la mesa asintieron entre ellos dando la conformidad, procediéndose a apuntar en una gran pizarra la cifra. Le toco el turno sucesivamente a dos miembros de la nobleza y un nuevo rico que quedaron muy lejos de la cifra inicialmente propuesta por el americano, para disgusto no disimulado de sus valedores como ya habían manifestado en sus rostros tras haberse abierto la primera plica.

Llegó el turno de Karl Kellner que a pesar de no mostrar las proporciones anatómicas ideales, si tenía un carácter prusiano. Como tal, impasible y con serenidad a la vez que severidad en la mirada, esperaba el anuncio de su proposición.

- Karl Kellner, de la hotelera "Spaß", ofrece ciento ochenta....millones.

Un ¡ooh...! generalizado inundó la sala y le agrió el estómago a Jones. El alemán no pestañeó. No tenía la intención de vender la piel del oso antes de cazarlo, pues sabía de sobras que en la sombra había muchos intereses, y al igual que a él le habían filtrado información, no esperaba menos para con el resto de los participantes de peso.

Julio, una leyenda durante las últimas décadas, que había perdido poder y peso político con la Transición, se reconcomía en la sala anexa ante la espera del desenlace final y a cada minuto que trascurría echaba un vistazo furtivo, robándole la luz a la puerta entreabierta de la habitación contigua.

Las sospechas de Kellner se confirmaron con los siguientes contrincantes en liza y tanto Cipriano como Roque, el brigada retirado, demostraron tener la mejor información hasta ese momento y/o ser los más interesados en hacerse con la propiedad. Así, pusieron encima de la mesa una cifra redonda: 200 millones de pesetas ante la asombrada concurrencia, que ya esperaba expectante el mano a mano entre ellos. Con el aumento del murmullo, los comentarios y el ruido de las conversaciones, el secretario se vio obligado a pedir orden hasta en dos ocasiones, sin éxito, siendo la voz ronca del alcalde la que logró aplacar el ruido. Tras lo cual el funcionario, prosiguió:

- ¡Silencio señores! Las ofertas todavía no han concluido- vamos a proceder a la última de ellas en este segundo lote.
- Hikaru Álvarez de Lope, de la cadena hotelera "Natsume Soseki" ofrece...- con gran sorpresa y una rápida mirada de incredulidad e inquietud a la mesa-... 250 millones de pesetas.

Sin nada que poder objetar ante la corrección y adecuación de los papeles presentados, presto se los quitó de encima exhortando mentalmente que la mesa pudiera invalidarlos, pues presentía los problemas a la legua, de concretarse como la proposición ganadora.
Por primera vez en la mañana, se vio a los miembros de la mesa gesticular y dialogar animada mente y algo inquietos entre ellos, aunque finalmente no les quedó otro remedio que ratificar la propuesta y darla por ganadora ante la sorpresa generalizada de los asistentes, que perplejos no tenían claro si aplaudir o abuchear a aquel oriental con apellidos españoles.

Entre bambalinas, Julio como un tigre herido se disponía a hacer su irrupción en la sala cuando, tras de sí, como un espectro, una voz gelida le dejó petrificado:

-¿Ésta es la forma en que estaba todo atado y bien atado?-.

Sin dar tiempo a replicar

- ¿Dónde vas ahora? ¿ A fusilarlo como a su padre después de mantenerlo cuatro años en cautiverio, bajo trabajos forzados?- firme, seco y contundente. - Por hoy se acabó-.
-¡Señor...!¡Todavía puedo...!- a la desesperada con la autoestima de un gatito al que has maltratado.
-¿Qué puedes?¡Desaparece con dignidad...!¡Ha pasado el momento!¡Habrá otro!

Incendiado de ira y precedido por su superior, de forma discreta se evaporó junto a él de la Casa Consistorial.

Con gran satisfacción Hikaru, procedió a firmar la titularidad de la propiedad que acababa de adquirir, dando vía libre a que se ejecutara en los días siguientes el cobro del montante ofrecido.
Clopezn25 de abril de 2019

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4 Comentarios

  • Regina

    Buenísimo.Enhorabuena por tan buenas historias, son fantásticas.
    Saludos cordiales.

    25/04/19 09:04

  • Clopezn

    Muchas gracias. Un saludo cordial.

    25/04/19 10:04

  • Remi

    Sigo la historia desde el principio, la narración es fantástica. Destaco los diálogos en ésta, me trasladan fácilmente a esa época. Con cada texto o capítulo que publicas mantienes alta la expectación de la historia.
    En mi humilde opinión eres un gran escritor Clopezn, te felicito.
    Un abrazo.

    12/05/19 10:05

  • Clopezn

    Muchas gracias. En gran parte sois vosotras como lectoras las que empujáis la historia paso a paso. Gracias por ello. Un abrazo.

    13/05/19 01:05

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